Desde finales de diciembre, el Coronavirus se ha extendido por todo el mundo, golpeando la economía mundial afectando a varios sectores al mismo tiempo. Esa pandemia ha repercutido en todos los sectores de la economía, causando importantes trastornos en las cadenas de suministro, elevando los volúmenes de transacciones en los canales digitales y estancando o disminuyendo otros canales de distribución.
También creó una necesidad apremiante de datos en tiempo real para permitir la toma de decisiones excepcionales ante un entorno totalmente perturbado y puso en peligro la productividad de los empleados que trabajaban a distancia.
Sin embargo se puede decir que la contención, las restricciones de viaje y, sobre todo, los cierres de fronteras han perjudicado gravemente las cadenas de suministro. Las zonas geográficas se aislaron rápidamente, se suspendieron las industrias que se abastecían principalmente de Asia y hubo escasez de existencias en estanterías que por momentos se llegaron a encontrar tristemente solas.
Las empresas se vieron repentinamente presionadas a poner en marcha planes de continuidad y a tomar decisiones que siempre fueron muy difíciles; a separarse de las líneas de trabajo y de productos. Las decisiones estratégicas que solían requerir mucha reflexión, deben ser tomadas en unos pocos días o incluso horas. La presión sobre las empresas no se detuvo ahí, porque inmediatamente tuvieron que apurarse y prepararse para el día siguiente y prever el futuro más lejano.
Lo que la crisis nos enseñó sobre nuestras soluciones de TI
Por desgracia, es a menudo en una situación de crisis cuando surgen los problemas, o al menos se hacen más evidentes, si no más embarazosos. Estos problemas están, en muchos casos, relacionados con los sistemas informáticos. Ya sea porque estos sistemas son viejos u obsoletos, o porque no se adaptan bien a situaciones rápidamente cambiantes.
La crisis actual ha ilustrado un punto importante: la importancia de poder adaptarse rápidamente a los cambios cada vez más acelerados, recurrentes y profundos. Hoy en día, las empresas deben ser capaces de adaptarse a los cambios, y son los que se adaptan en menor tiempo posible, y los mejores, los que sobrevivirán. ¿Pero qué es exactamente la adaptación? Es ser capaz de hacer cambios en la forma de hacer las cosas para responder adecuadamente a circunstancias forzadas o imprevistas.
Además de desarrollar esta agilidad, las empresas también deben tratar de automatizar y /o simplificar sus procesos. A menudo es fácil cambiar un proceso, sin embargo este cambio se deberá haber planteado de manera metódica para facilitar la adaptación a sus sistemas de información. Es entonces también primordial tratar de calcular el ROI de proyecto ERP para ver la viabilidad del mismo.