Un alto consumo de sal puede resultar en presión arterial alta y aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular. Hay diferentes maneras de reducir la sal en la dieta:
A la hora de hacer la compra, podríamos elegir productos con menor contenido de sodio.
A la hora de cocinar, se puede sustituir la sal por especias, aumentando la variedad de sabores y sabores.
A la hora de comer, ayuda no tener sal en la mesa, o al menos no añadir sal antes de la degustación.
El azúcar proporciona dulzura y un sabor atractivo, pero los alimentos y bebidas azucarados son ricos en energía y se disfrutan mejor con moderación, como un capricho ocasional. Podríamos usar frutas en su lugar, incluso para endulzar nuestros alimentos y bebidas.